Los ligures constituyen el pueblo más antiguo de la península Ibérica, cuyo nombre nos es dado a conocer y que habían ocupado enteramente. "Los ligures, el pueblo más antiguo de Occidente
—leemos en el Periplo—, ha permanecido bajo este nombre en algunos puntos de su antiguo territorio que ocupaba una gran parte de Europa".
Avieno señala aún poblaciones ligures desde el mar del Norte hasta el sur de la península ibérica, destacando la costa occidental, las islas Ligústicas y el lago de los
Ligures.
El historiador Henri Martín veía también en los ligures un pueblo ibérico, tesis que corrobora en nuestros días el eminente profesor de la Universidad de Barcelona Luis Pericot García, cuando
escribe: «Los ligures son los indígenas neolíticos de Iberia».
Heródoto conocía a los ligures como el pueblo antiguo más importante del Oeste y, según Posidonio y Diodoro de Sicilia, los ligures y los íberos se parecen porque
pertenecen a la misma raza mediterránea.
Según diversas y autorizadas opiniones, los VASCOS son, al parecer, ligures, puesto que son los más puros representantes del más antiguo pueblo conocido al oeste europeo.
Barandíarán, P. Bosch Gimpera, Costa, Pereira de Lima, Astarloa, Desjardins, Luchaire, y otros muchos estudiosos no menos considerables, han admitido, implícita o explícitamente, que estas
poblaciones iberoligures han constituido, en el sur de Francia y en la península ibérica, el sustrato etnográfico del país, prolongamiento de las razas prehistóricas autóctonas y anterior a las
invasiones célticas .
A estas razas pertenecen los restos que se han encontrado en CroMagnon, en Combe-Capelle, en la Madeleine y en Urtiaga. Y si lógicamente se admite que aquellos hombres al organizarse en tribus
debieron mezclarse rápidamente.
Según Schulten, la muy antigua cultura andaluza de los ligures, era rica en estaño y en plata, pero afirma que los ligures eran un PUEBLO AFRICANO, como también
los iberos; discutido y negado, no obstante, por Jorge Mª Ribero Meneses, diciendo este que el pueblo ligur provenía de las tierras circundantes a las fuentes del rio Ebro.
Por otro lado, viejas tradiciones andaluzas nos informan de la llegada de poblaciones ligures-arcades, veinte años antes de la llegada del rey egipcio Sesac con sus kinetes, lo cual haría a
los ligures parientes de los pelasgos-arcades, dato que merece ser recordado.
No se niega que grupos de ligures y de capsienses (nombre moderno de ciertas poblaciones pre-históricas norteafricanas), hayan venido de África después de la última glaciación, pero se puede
asegurar que las poblaciones que ya hacia 10.000 antes de nuestra Era habitaban en la península ibérica, en términos generales, las poblaciones ancladas a las orillas mediterráneas pertenecen a
la misma raza que los ligures, lo cual no impide que, en el curso de los siglos, se hayan subdividido en tribus y naciones que fueron conocidas bajo nombres distintos.
Me parece importante recordarlo, porque si Pausanias ha podido escribir que Pirene —que era indudablemente una princesa ibera— fue la madre de Cignos, rey ligur que vivía a orillas del Eridano, en el mar del Norte, es evidente que los ligures eran hermanos de los iberos.
Luego si los EUSKAROS son, al parecer, ligures precélticos, son al mismo tiempo, los más auténticos iberos prehistóricos y parientes de los antiguos PELASGOS, grandes navegantes como los
ligures, y constructores de monumentos ciclópeos.
Los pueblo de la península italiana al principio de la edad de hierro Ligures (Azul marino) Vénetos (verde ocre) Etruscos (rosa) Picenos (azul celeste) Umbros (verde claro) Latinos (amarillo ocre) Oscos (verde oscuro) Mesapios ( naranja) Griegos (amarillo)
¿Quienes son los ligures?
Es un pueblo protohistórico tremendamente enigmático, de milenios de antigüedad, extremadamente culto, expertos en navegación, conocedor del mar, de la astronomía y de los metales. Existen ya más
datos de los ligures que de los famosos Tartessos.
Y como pueblo histórico habitan en el noroeste italiano y el sudeste francés.
Hay muchas asociaciones de ligures en él mundo, pero fundamentalmente en Génova.
Actualmente la lengua ligur se habla en Carloforte y Calasseta, islas ocupadas por Tabarkinos que volvieron de la isla de Tabarka ( Túnez).
Ellos conservan la lengua y las tradiciones.
Torrevieja y Nueva Tabarca, es asimismo un pueblo de raices ligur, aunque ha perdido su idioma y costumbres, despues de tantos siglos.
Los ligures, hoy olímpicamente olvidados, serían un pueblo también africano (sus caracteres físicos así lo avalan, pues eran morenos, de baja estatura y pelo rizado), con gran
pericia como navegantes, que a partir de España alcanzaron toda Europa (hasta Inglaterra), aunque hoy el nombre de Liguria corresponde a la pequeña región italiana de Génova (de donde salió otro
navegante ligur, Colón, para realizar una empresa semejante miles de años después).
La prueba de su presencia en el sur de España está en el llamado por las fuentes griegas ''Lago Ligustino'', de donde salían hace treinta siglos los tres brazos del Guadalquivir poco antes de
desaguar en el Mediterráneo (hoy ese lago se ha transformado en marisma), pero existen otros testimonios, toponímicos, que lo avalan.
La primera colonización de la España oriental se refleja en la riqueza metalífera de la zona, que atraería a navegantes procedentes de ámbitos culturales ya conocedores de la metalurgia del
cobre. Los filones de este metal en Huelva (aún hoy explotados), acompañados seguramente por el uso en este lugar de otros metales (oro y estaño galaico o bretón) dieron lugar al asentamiento de
ligures y tartessos que mantenían estrecho contacto gracias al comercio entre ellos.
El comercio abierto a lo largo de las costas atlánticas por los ligures, dieron lugar quizá a la invención, allí, del bronce. De este modo sería Huelva y no Almería, rica en plata pero no en los
otros metales, el lugar de origen de las primeras factorías orientales en España, que muy pronto se extenderían también a esa otra zona. Los restos megalíticos lo demuestran así.
Podríamos resumir la tesis de Schulten - antes de tratar de sus argumentos tal y como los va desgranando - de esta forma: a partir del comienzo de la Edad de los Metales, al menos hacia 2800 a.C.
la Península Ibérica va a ser un lugar de recepción de sucesivas capas de colonizadores venidos todos ellos de Oriente, que se superponen a un sustrato previo, los íberos y los ligures, ambos de
procedencia africana no demasiado remota. Los cretenses o quizá antes otros navegantes del Egeo, arribarían a las costas del sur de la Península, preferentemente a la zona suroccidental
(Huelva).
Algunos decenios después de la invasión celta, los iberos del valle del Ebro avanzaron hacia el norte a expensas de los ligures.
Parece que organizaron expediciones militares contra ellos y les hicieron una guerra de destrucción. Pero a consecuencia de estas destrucciones extendieron su territorio. Es posible que el
movimiento alcanzase toda la serie de Estados ibéricos o que haya sido producido por presiones mal conocidas aún, ejercidas al sur .
En la época de Hecateo de Mileto, la región de Narbona, Béziers, Montpellier, estaba en manos de los ligures. Un pueblo ligur, los elisyces, formaba allí un Estado, del que se ha hablado mucho,
casi tanto como de Tartessos.
En la época de la epopeya homérica, fue el estado tipo del occidente maravilloso, feliz y lejano al que se retiraban los muertos.
En 480, cuando los cartagineses cayeron sobre Gelón de Siracusa en el momento en que éste iba a socorrer la Grecia atacada por los persas, y fueron batidos en Himera, tenían a su lado, como
mercenarios, a soldados elisyces junto con ligures, sardos y corsos.
Cuando fue escrito el periplo marsellés, fuente de Avieno, la gloria de los elisyces no era más que un recuerdo. «La nación de los elisyces, dice Avieno, ocupó primero estos lugares, y Narbona
era la cabeza principal de su altivo reino.» El autor ofrece testimonio de las ruinas dejadas por el paso de los iberos. «Una tradición antigua cuenta que estuvo allí Bezera (Béziers), pero ahora
el Heledus (esto es, el Lys) y el Orobus (o sea el Orb) corren a través de los campos vacíos y los montones de ruinas, testigos de la prosperidad pasada.» En esta época, según el mismo autor, el
límite de los iberos alcanzó el Hérault, el Oranus, y el estanque de Thau, Taurus palus.
Además, cabe preguntarse si el avance de los iberos en el siglo V no fue precedido por otras oscilaciones muy amplias de las fronteras ibero-ligures.
Llegados los celtas a la costa de Provenza en los últimos años del siglo V, no lograron nunca absorber allí por completo a los ligures y presionaron siempre hacia el lado del Languedoc. Los
iberos no resistieron y Polibio, escritor preciso y bien informado, escribía hacia el 150: «Desde el Narbon y los campos vecinos hasta los Pirineos no se encuentran más que
celtas.»