Francisco Bolea
Casa Turmo es un magnífico ejemplo de casa fortificada, una tipología relativamente frecuente en el Pirineo aragonés del siglo XVI,
pues cuenta tanto con una torre de carácter defensivo como con diversos elementos defensivos en la fachada y en el interior del zaguán.
Casa y torre forman una unidad indivisible (a diferencia de la cercana casa Coma de Merli, que consta de una torre vivienda
a la que poco después de su construcción se le adosó una casa) que parece haber sido construida de
forma unitaria en 1574, según consta en el escudo de la puerta.
Las numerosas casas fortificadas de la Ribagorza se construyen en la segunda mitad del siglo XVI
debido a la situación de inseguridad que atravesó este territorio durante aquellos años.
Por un lado, a partir de 1560 aparece con gran violencia el fenómeno del bandolerismo rural, casi inexistente
durante la Edad Media, debido a un gran aumento de la población que no corre paralelo a un
crecimiento similar de los recursos disponibles; en la provincia de Huesca el entorno de Barbastro,
La Litera y la Ribagorza fueron las comarcas más castigadas.
A este problema debe añadirse la rebelión de los ribagorzanos contra los condes de Ribagorza, en el
proceso conocido como "alteraciones de Ribagorza", que desembocaron a finales de siglo en un
período de auténtica guerra civil, especialmente virulenta en 1587 y 1588, y motivó finalmente el
envío a Ribagorza de las tropas del rey.
Ambos bandos, tanto los vasallos rebeldes al conde como el propio noble reclutaron para fortelecer
sus filas cuadrillas de bandoleros aragoneses y catalanes(entre ellos, el famoso bandido jacetano Lupercio Latrás,
que luchó en el bando de los condes).
Durante aquellos años, se vivió un clima de gran violencia debido a las bandas armadas que
recorrían frecuentemente la comarca.
Ante esta situación no es de extrañar que, fundamentalmente en los pueblos pequeños y
relativamente aislados, como Merli, o en los numerosos mases dispersos de la comarca (como el
mas da Vall en las proximidades de Arén o casa Rins en Laspaúles), aquellos propietarios que
pudieron permitírselo dotaran a sus viviendas de los elementos defensivos necesarios para
garantizar su seguridad.
El carácter fortificado de la casa puede apreciarse, entre otros aspectos, en su aspecto cerrado al
exterior, motivado por la escasez de ventanas, pues la mayor parte de las ventanas y balcones
que pueden verse en la actualidad fueron abiertos con mucha posterioridad a la construcción del
edificio.
Por ejemplo, en la fachada lateral del lado este se conservan algunas de las ventanas
originales en varios pisos, todas ellas enmarcadas por piezas monolíticas de arenisca y con dinteles
decorados en su parte central con un detalle conopial característico de los siglos XV y XVI; las de
la planta baja presentan además una decoración de una tetrafolia (elemento habitual tanto en la
decoración de carácter popular como en las iglesias románicas y en los edificios del siglo XVI).
Estas ventanas se distribuían con gran regularidad en hileras, por pisos, y, en la última planta, en
una composición triangular adaptada a la pendiente del tejado. Esta composición general de los
vanos se repite en la fachada sur de casa Coma de Merli.
En la fachada principal, aparte de la puerta, destacan dos ventanas originales, situadas en la primera
planta y decoradas con molduras labradas; la que está encima de la puerta corresponde a la sala
principal y en su interior dispone de lo que en Aragón se denomina popularmente un festejador: un
doble asiento de piedra a ambos lados de la ventana.
En ambos extremos de su dintel, por elexterior, se han colocado sendas piezas de piedra, que parecen haber
sostenido un matacán (un elemento a modo de garita defensiva cuadrangular de piedra).
Esta no sería la ubicación original del matacán, que más probablemente procederá de la parte superior de la torre,
en cuyo caso indicaría que esta había sido rebajada en altura.
En realidad, en la fachada principal hay varios elementos que pueden haber sido desplazados de su
ubicación original en el curso de una reforma no demasiado antigua, lo que le otorga un aspecto
ligeramente desconcertante.
Es el caso de las troneras, las pequeñas aberturas para disparar con armas de fuego al exterior, algunas
de las cuales están circundadas por un relieve circular tallado con acanaladuras que constituyen un modelo
único en la provincia de Huesca.
Lo mismo sucede con los sillares de las esquinas (por ejemplo, en la torre), decorados con relieves de
figuras animales y humanas, de cronología probablemente medieval; en este caso proceden de la antigua iglesia
de Santa María, cuyas ruinas pueden verse todavía en la parte alta del pueblo, desmantelada en fecha
desconocida y muchos de cuyos elementos pueden verse reutilizados en numerosos edificios de la
localidad, como la abadía o la propia iglesia de San Antonio, cuya portada procede de la iglesia antigua.
Antes de pasar al interior, puede destacarse también el carácter muy cerrado de la torre, que apenas
tenía ventanas originalmente y que carece de cualquier tipo de acceso desde el exterior (acceso que
se realiza desde dos de los pisos de la casa); al interior tiene la planta baja abovedada y, las
superiores, cubiertas con forjado plano.
Pese al interés de la tipología del edificio, la armonía de la composición original de las fachadas y
sus múltiples elementos arquitectónicos destacados, lo que hace de casa Turmo un ejemplo de
interés excepcional se encuentra en su interior: su patio y escalera.
El patio, que conserva su empedrado original y una cubierta en bóveda de cañón muy rebajada,
daba paso (por el fondo) a la antigua capilla y, por el lateral izquierdo, a la escalera de subida a las
plantas superiores de la casa. Resulta muy destacada la puerta que da acceso a la escalera, debido a
la decoración esculpida en los salmeres que sostienen el dintel: en el salmer izquierdo los retratos de
un hombre y una mujer, ataviada con un cuello de gorguera, en el derecho, un cuadrúpedo en el que
se ha querido ver un perro.
Los personajes probablemente representan a los propietarios de la casa, según una costumbre que usual
en muchos edificios nobles del siglo XVI, como podemos ver, por ejemplo, en la fachada del palacio de los
condes de Ribagorza en Benasque o en algunos palacios renacentistas zaragozanos; sin embargo,
estos retratos solían colocarse en las fachadas y es muy poco frecuente encontrarlos en el interior de un zaguán.
En el interior de la escalera continúan los relieves decorativos, entre los que podemos destacar una
pequeña mano de difícil interpretación y, en el arranque de la bóveda que cubre la escalera, dos
nuevas figuras que representan al dueño de la casa y, en el lado opuesto, a un perro, quizá por las
connotaciones protectoras que suelen asociarse a este animal.
Pero en el interior de la escalera encontramos el último elemento que singulariza casa Turmo: las
estrechas aspilleras verticales que permiten vigilar y disparar el patio desde el interior. en el caso de
que unos asaltantes hubieran conseguido entrar en la casa, la puerta del patio se podía atrancar y los
habitantes de la casa disponían de estas aberturas para disparar sobre los atacantes.
La combinación de todos estos elementos interiores con la tipología del edificio y los elementos
defensivos y decorativos del exterior, convierte a casa Turmo un ejemplo único dentro de las casas
fortificadas del Pirineo aragonés, con un excepcional interés arquitectónico.
EL MENHIR DE MERLI (INFORMACIÓN)
Es sin duda el monumento megalítico, más hermoso que tenemos en Ribagorza y creo que datándolo de forma exhaustiva y con rigor, conseguiremos además de esto hacerlo interesante. En los diccionarios hacen un muy escueto comentario diciendo que men significa piedra, e hir, larga, monumento megalítico que consiste en una piedra larga hincada verticalmente por uno de sus extremos. Con esto yo considero resulta poco interesante, y veremos una piedra más o menos larga o gruesa y poco más. Este puede ser el motivo por el que los monumentos megalíticos, ya sean menhires, dólmenes, túmulos, cromlech, cairn u otros desaparezcan según sea su situación, ya que si ésta entorpece la producción de la finca donde esta ubicado no tienen mucho futuro.
Generalmente esta destrucción de megalitos, está directamente relacionada con el desconocimiento de la historia, o el deseo de ignorarla, por ser los megalitos representantes de rituales y significados ancestrales prehistóricos y por tanto paganos, que la Iglesia desde siempre ha trabajado para hacerlos desaparecer, así como la insensibilidad del hombre hacia estos elementos y muchos otros, por su desconocimiento, como muy bien plasma en una frase el escritor José Naroski, donde dice:
Cómo envidio tu aroma, dijo el pájaro a la flor.
Y yo envidio tu vuelo, gentil la flor contestó.
El hombre, con su arrogancia, falto de aroma y color, y sin poder dejar el suelo, flor y pájaro mató.
Empezar por decir que en la piedra está labrada la historia de la humanidad. Primero fue la piedra bruta y luego la tallada. Primero fue residencia de poderes divinos o demoníacos, después albergó el espíritu de los antepasados y fue un catalizador de energías magnéticas en forma de megalito y con el paso del tiempo se transformó en obelisco, estela, miliario, templo, rollo-picota y objeto artístico escultórico. En Aragón, y concretamente en ésta zona del pirineo ha tenido éstos significados y la misma evolución como también desgraciadamente se ha olvidado su sacralidad.
El megalitísmo es muy abundante por nuestro pirineo, dolmen de Tella, dolmen de Seira, cromlech con cairn en Atiart, posibles piedras solares de la Cabezonada, menhir de Merli, dólmenes de Cornudella por citar los más cercanos.
El teósofo Mario Roso de Luna, que recorrió todo este pirineo, País Vasco, Soria en su peregrinar insaciable, decía que las piedras oscilantes podrían ser un fenómeno natural que los hombres de las culturas megalíticas habían aprovechado para funciones hoy desconocidas y que tal vez su movimiento pudiera provocar vibraciones que se captarían a distancia.
En el Stersteine-fabuloso santuario sagrado de los primitivos germanos existente en el bosque de Tentoburgo que tanto recuerda al paraje durolense de Castroviejo-existe una de estas piedras oscilantes, como también las hay en Monserrat, la montaña más sagrada de España.
Sobre la piedra andadera escribía el abad de la concatedral que se encuentra en la cumbre del “paso Marañón”, frente a Covaleda: “Enorme mole de diez metros cúbicos que a modo de campana, a muy poco esfuerzo de la mano del hombre y a ligero empuje del viento, se balancea”. Antonio Ruiz Vega discrepa de las apreciaciones del abad: “La piedra en si es una enorme masa de roca en equilibrio semi inestable que “cabecea” con muy poco esfuerzo aunque extraña que el viento pueda moverla con su solo influjo. No para de ser un fenómeno curioso de la naturaleza, si bien es cierto que las rocas semi movientes suelen estar unidas casi siempre a cultos inmemoriales. Así sucede en Bretaña e Irlanda y también en el sur de Francia”.
La tierra está viva, es un ser vivo, es Gerda, la gran madre tierra. Y al igual que el ser humano está cruzado por nervios, arterias, venas y por canales sutiles de energía ying-yang que la acupuntura ha descubierto, así acontece con nuestro planeta.. Lo comentaba Miguel Serrano y decía lo siguiente respecto a los megalitos tras identificar al menhir con la runa Is (I), el dolmen con la runa Ur (una U al revés) y la runa Hagal (*):”Van jalonando los puntos más sensibles de la Tierra (Gerda Para los nórdicos). Esos extraños monumentos megalíticos, obra de seres gigantes, son la acupuntura de una geografía enferma, que evitan nuevas catástrofes, amarrando corrientes sensibles. Enclavados en los chakras y centros nerviosos del cuerpo físico y sutil de Gerda, donde ambos planos confluyen y donde se produce un encuentro entre los ríos visibles e invisibles. Son también los primeros templos de iniciación y los observatorios del cielo.
Para Miguel Serrano los menhires se clavaban en sitios específicos para evitar inundaciones, hundimientos y otras catástrofes. Y los dólmenes servían para la transformación espiritual del iniciado: “la ciencia de los menhires es enseñada en Europa a los ligures por los “antes” o gigantes; también la de los dólmenes. Éstos últimos son verdaderas cítaras de piedra que vibran en señalados centros terrestres, al ser mojados por el rocío o “agua de luna”. Permiten así la mutación del elegido… Hay todo un libro de piedra abierto al iniciado en los monumentos megalíticos. Está escrita allí la más antigua alquimia, la de la Atlántida, y con ella la historia esotérica del hombre.
El menhir representa la Montaña polar primera, el Eje Polar; también la columna vertebral del hombre. Luego toda estupa búdica, todo templo, señala igualmente la Montaña de la Revelación, en la más lejana Medianoche. Todo promontorio primitivamente levantado, toda “piedra central” u “omphalo”… Toda montaña y templo significa también el cuerpo del hombre. Por lo mismo, el Árbol de la Vida, el Eje, el Menhir, el Lingan, es la Columna Vertebral Invisible… Es la Alquimia de la Piedra, el “ Lapsis excilis”, “el Gral”.
Louis Charpentier advierte que los dólmenes “estaban casi siempre en lugares privilegiados, en nudos de corrientes telúricas que pueden ser de diverso orden: ya sean corrientes cuyas fuentes profundas nos sean desconocidas surgidas sin duda del magma central; o bien de otras, más fácilmente determinables surgidas de capas freáticas subterráneas”. Así, mientras el menhir señalaba los lugares en los que las “corrientes fecundantes eran particularmente activas”, los dólmenes se situaban “en un lugar dónde la corriente telúrica ejerce en el hombre una acción espiritual al situarse en un lugar dónde “alienta el espíritu”; recrean la caverna y es en el seno mismo de la tierra, en la habitación dolmémica, dónde el hombre va a buscar el don terrestre”. Los templos serían los sucesores de los dólmenes y los cromlechs, como el de Stonehenge.
Charpentier propone que las estructuras dolmenicas del norte español son de origen protovasco-atlanteano y plantea la posibilidad de que no todos los monumentos megalíticos se construyesen en la misma época, hace unos 4000 años.
Jorge Pérez, a su vez, informa de que hay unos 50000 megalitos dispersos en toda Europa Occidental, y que su expansión mundial debió llevarse a cabo por “grupos de hombres portadores de formas superiores de civilización” con conocimientos de geometría y astronomía. “Es lógico –asevera- que a través de los tiempos, distintas generaciones los hayan utilizado como culto al Sol, a la Luna, a los muertos, al Dios y que hayan servido para ritos de inhumación, etc”
Ya hemos visto la interpretación que hacen del menhir los autores señalados. Por su parte, René Guinon estima que el simbolismo del menhir como el del obelisco o la columna se refiere al rayo solar y al Eje del Mundo, equiparable con el canal Sushuma del cuerpo esotérico humano.
El menhir, así mismo, tiene un simbolismo fecundador ampliamente conocido popularmente como evidencia la etnografía y la historia comparada de religiones. En la India no puede uno por menos que equipararlo a la piedra fálica tallada que simboliza el lingan (pene) del Dios Siva, en el que para nada hay que ver interpretaciones Freudianas sino, en todo caso, las esotéricas y las Jungianas: fuente de creación, de poder y fertilidad.
Y sobre un menhir prehistórico, sobre un pilar pagano, instalaría Santiago Apostol la imagen milagrosa de la patrona de la Hispanidad y de Aragón, la Virgen del Pilar, milagro que narraría con gran cúmulo de detalles sor María Jesús de Agreda en su Mística Ciudad de Dios. Y por cierto que la virgen del Pilar es la patrona en muchas localidades no sólo de Aragón sino de toda España.
En Graus está la Basílica de la Virgen de la Peña, la Virgen de la Roca en la sierra de Güel, y otras que hacen referencia a la roca ó la peña.
Ahora bien, ¿qué es lo que dice la historia comparada de las religiones al respecto? Lo que nos descubre es que antes de que la piedra enhiesta tuviera un significado masculino lo tuvo femenino. Nos revela que “la representación más primitiva de la diosa lunar y quizás la más universal, era un cono o pilar de piedra”, como afirma Esther Harding. “La piedra era la representación original de la luna, que fue adoptando gradualmente características humanas”, señala esta hermeneuta jungiana, lo que me sugiere que tal vez la figura humana de la Estatua-menhir de Villar del Ala sea femenina y no masculina.
Frecuentemente se encuentra también como emblema de la diosa luna un pilar de madera o un árbol, motivo que se apropiaría la iconografía mariana y que puede verse en un buen número de tallas marianas.
Por su parte Andrés Ortiz-Osés remite el Pilar de Zaragoza a una religión cósmica, “en la que ciertas piedras preciosas (jaspe) y pilares arbóreos son considerados como teofanías del poder-potencia de la Madre Tierra”. Y agrega lo siguiente: “el sagrado pilar de Zaragoza no solamente funge cual tótem de identidad psicosocial de las tribus aragonesas (y por extensión de las hispanas), sino que funciona cúasi mágicamente: a su tacto y contacto el hombre se re-genera como a través de un Daimón palingenésico. Toda la liturgia mariológica remite a la creencia matrológica en una piedra-asiento de la Diosa de la Fertilidad, así como al simbolismo fecundizante de dicho ónfalo sagrado cual estela mágica que cubre viejas tumbas de héroes-mártires.