La cara es el espejo del alma, una frase muy conocida pero no menos cierta, pues es en la cara donde las personas mejor reflejamos todas las sensaciones, ya sean éstas de alegría o de tristeza, de amor o de odio, de sorpresa o de espanto, de tranquilidad o de miedo....
Un buen amigo mío sobre la expresión de la cara en las personas decía, (con nuestro patúes mal conservado) "El qui está gordo ye perque come, y el qui tiene cara de bestia perque lonyé", que viene a ser parecido a lo dicho sobre el espejo del alma.
Hay personas que solo con mirarlas te transmiten tranquilidad y paz, son la mayoría y en todos los órdenes y estamentos de la sociedad, sin embargo hay otro tipo de ellas, que al ver su mirada te preocupan e inquietan, por suerte minoría, parte de esta minoría ocupa puestos relevantes de la sociedad y por tanto son personajes públicos, generalmente políticos: no podemos evitar el percibir de ellos esas sensaciones negativas y poco tranquilizadoras.
Este año electoral por excelencia, debemos prepararnos para escuchar toda clase de promesas y propuestas, que seguro serán todas fantasiosas y agradables al oído, ofrecidas con mucho cinismo y sin ningún rubor, como si nosotros fuéramos menores de edad y nos contaran cuentos para soñar con los angelitos. Aunque visto lo visto, resulten "historias para no dormir".
Siguiendo con el símil del cuento, los que gobiernan hoy, nos contarán el de Caperucita Roja, poniendo especial énfasis en hacernos ver que viene "el lobo", y los que intentan adquirir poder nos expondrán el de "Alí Babá y los cuarenta Ladrones".
Los primeros tendrán que recurrir y emplear la persuasión para hacernos ver tantos "lobos", los segundos lo tendrán relativamente fácil, ya que la cifra de ladrones se les quedará escandalosamente corta.
Aunque bien mirado los que hoy ejercen el poder, también lo tienen fácil para meternos el miedo en el cuerpo y hacernos ver muchos lobos, ya que en puestos de especial relevancia y comunicación con el electorado, han puesto personas con unos dones naturales para transmitir sin esfuerzo sentimientos de preocupación y miedo, por lo dicho en el primer párrafo.
Cosme Castán